Cap. 4

Ag 2023-Miriam Rodriguez

Sueños en color
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Los niños están en su clase. 

La señorita Canek indica la tarea.

_Van a escribir una historia, la que se les ocurra y luego la dibujan.

Aroa se iluminó.”  Esto es lo mejor del mundo mundial “, pensó.

Le encanta inventar historias, dibujar y pintar.

Comienza a desplegar sobre el pupitre sus lápices de colores. Le gustan tanto que de cada color tiene puros, más claros, más oscuros. Y es ahí cuando sus oídos soportan la primera frase negativa.

_ ¿Para qué tantos?, dice la maestra señalando el arcoíris sobre la mesa.

_Es que me gus… La niña no tuvo tiempo siquiera de terminar la frase porque una respuesta seca sonó en el aire

_ ¡Siempre queriendo tener la última palabra! ¡Quiero ya mismo solo unos pocos lápices en la cartuchera! ¡El resto fuera de mi vista !¡ Calladita y a trabajar! 

La rabia le tiñó la cara de rojo, pero, aun así, Aroa, se quedó en silencio y se puso a escribir. Redactò un bello cuento que terminó con una preciosa ilustración. Brillante tarea para una niña de su edad.

Sin embargo, tanto talento fue invisible para Canek.

Las páginas del cuaderno hacían un ruido seco entre sus dedos, mientras leía y su rostro se iba transformando. Sus ojos y su boca cayeron en curva hacia abajo.

_ Demasiada imaginación, dijo. Esto no sirve. Muchas palabras soñadoras. Hay que tener los pies sobre la tierra.

La cabeza de Aroa comenzó a dar vueltas. Como cada vez que el dragón se acercaba, sentía ese calor insoportable.

Y aún faltaba lo más grave.

Al llegar a la hoja que tenía el dibujo, la profesora se detuvo con un gesto muy antipático. - ¿Qué se supone que es eso? Aroa la observó. -Mi pintura, profesora. Apretando los labios para no reír, la profesora se dio media vuelta y siguió recorriendo la clase. Aroa comprendió en aquel instante que hay silencios que duelen más que mil palabras.

Muun había llegado muy temprano y pasó la mañana en la ventana del aula. Desde afuera pudo ver y oír todo lo que pasaba. 

¿Cómo puede hablarle así a una pequeña?, pensaba triste.

En ese momento sonó el timbre de fin de clases.

Miriam Rodriguez
Miriam Rodriguez

"Todos tenemos algún vidrio roto en el alma, que lastima y hace sangrar, aunque sea un poquito. Al escribir, siento que puedo sacar un poco de esos vidrios fuera de mí. Al ponerlos en un papel ya no me dañan” - Eduardo Galeano. Quizás esa sea la razón por la que me encanta escribir.

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