Cap. 12

Ag 2023-Miriam Rodriguez

Sueños en color
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Al finalizar la clase, la vuelta a casa fue mucho más rápida que lo habitual. Los tres estaban muy ansiosos. Todo estaba en orden, y el despegue no ofreció dificultad. Disfrutaron de un vuelo tranquilo y tuvieron un suave aterrizaje. El cielo estaba claro y azul. Tan azul como el paisaje frio que los rodeaba. Percibían cierta melancolía en la gente que encontraban. Como aquel músico ciego, algún mendigo o la señora con el niño, que a pesar de la tristeza que parecían tener, los alentaron a seguir adelante, ya que alguna vez habían cruzado a un tal Pablo.

Poco a poco el ambiente fue virando su color a un cálido rosa. Había alegría en las calles. A lo lejos vieron los carromatos de un circo. Se encontraron, con acróbatas, arlequines y saltimbanquis. Todos ellos coincidían en su relato. Conocían al pintor que les había contado su infancia cuando tenía una paloma y hasta les había mostrado su pintura en la que un niño sostenía entre sus manos a un pichón.

No había duda alguna, Pablo estaba más cerca.

Solo debían llegar hasta la ciudad llena de luz. Pudieron reconocerla fácilmente por su altísima torre.

Las personas allí celebraban el fin de una guerra. Y por donde sea que fueran estaban aquellos afiches. Paz estaba muy emocionada.

Aroa, mezclada entre la gente preguntó 

_ ¿Señor, por favor podría decirme que son esos carteles? 

_ Se lleva adelante el Congreso mundial de la paz y este gran artista los ha diseñado poniendo como emblema la figura de una paloma.

Al decirlo señaló a un hombre que justo pasaba cerca de las grandes farolas del parque.

El corazón de Paz comenzó a latir con fuerza. Ahí estaba. Al fin había encontrado a Pablo.

_Gracias mis amigos! Les dijo mientras rozaba la cara de Aroa con sus alas y cubría bajo una de ellas a Muun.

_Nunca voy a olvidarlos.

_Tampoco nosotros. Le respondieron mientras la vieron volar hasta el hombro de Pablo. Quien al verla detuvo su marcha y la acarició.

La había reconocido. Esa imagen era lo más tierno que la niña y el colibrí habían visto jamás.

Esa sin dudas fue la más increíble y preciosa de sus aventuras.

Miriam Rodriguez
Miriam Rodriguez

"Todos tenemos algún vidrio roto en el alma, que lastima y hace sangrar, aunque sea un poquito. Al escribir, siento que puedo sacar un poco de esos vidrios fuera de mí. Al ponerlos en un papel ya no me dañan” - Eduardo Galeano. Quizás esa sea la razón por la que me encanta escribir.

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