La noche que la luna se acostó a dormir llorando

Jun 2023-Gregsson Camacho

Historias de otra galaxia
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Eran vísperas de navidad; una dulce pareja, que habían tomado caminos separados hace algunos meses, presentían un nuevo comienzo.

Es curioso pensar que de la cantidad de personas que existen en el mundo, el universo conspira para unir dos almas felices, y prepararlas para con el tiempo destrozarle el corazón.

Una tarde cualquiera, un adolescente de 16 años, estatura media, cabello rizado, y un piercing en su oreja izquierda, tuvo la suerte de encontrar a alguien que cambiaría su vida para siempre, miró con asombro, aquella adolescente cabello castaño, largo hasta la parte baja de la espalda, hoyuelos en sus mejillas, y un collar de estrellas que brillaban con intensidad bajo ese cielo de media tarde, Él tuvo la audacia de presentarse, e increparla con un comentario perspicaz sin darle opción a respuesta, “Espero estés preparada para todo lo que viene, porque conmigo lo tendrás todo, y tú, tú te casaras conmigo”— dijo sonriente mostrando todos sus dientes y su mirada pícara. Ella se sonrojó y no dio respuesta alguna, más que una sonrisa disimulada, y un intento de ignorar lo que había escuchado. Desde entonces, se toparon de seguido en las tardes al salir del colegio, él insistía en su conquista y ella evitaba cada discurso, pero con el tiempo, le iba gustando, incluso una tarde, él no apareció en esa parada de autobús donde solían encontrarse. Justo en ese momento su mente entró en razón, al sentir que extrañaba a este adolescente encantador, que insistía con tenacidad.

Ambos estudiaban en escuelas diferentes, ambos, con sueños diferentes, con carismas diferentes, con maneras de ver la vida, diferentes.

Siempre hay peros en las cosas misteriosas, la vida, el universo o la creación, siempre quiere una buena historia y esta vez se estaba devanando para dar una inolvidable.

Sus repetidos encuentros se convirtieron en dulces placeres del día, notas en sus libretas, y dibujos de corazones con el nombre de cada uno de ellos en el centro adornaban las hojas finales de sus cuadernos, dulces juegos de adolescentes llenos de hormonas. El tiempo iba creando un sentimiento.

Y pasó, estos adolescentes se enamoraron. Crearon una burbuja de acero a su alrededor, cada momento juntos, eran atesorados, disfrutaban sus charlas intensas, todo el día, y toda la madrugada.

Juntos formaban el perfecto código de amor, no eran almas gemelas, pero se complementaban en todo. Vivían su fortuna. Su primera vez para ambos se llevó a cabo con mucho miedo, la inexperiencia y el deseo son una mala combinación, pero supieron entenderse y lograron conectar a un nivel sentimental bastante especial.

Ambos, incrédulos e irresponsables, iniciaron aventuras que nunca olvidarán.

Él, irrumpía en la casa de su novia cada que podía, sin ser visto, ella vivía con su madre, así que apenas ella se iba al trabajo, comenzaba la operación especial, muchas de esas veces antes de ir a estudiar. Ella lo esperaba para aventarle una llave con un oso de peluche como llavero, desde su ventana en el cuarto piso del edificio, miles de veces quedó enmarañado en arbustos y suciedad que se encontraba en el andén donde caía. Mañanas intensas, y desayunos que en vez de aumentar calorías, las quemaba.

Su casa quedaba en las afueras, así que usualmente volvían a la ciudad juntos en el transporte público, se separaban en los lugares con más muchedumbre posible para no levantar sospechas, y pasaban el resto del día soñando con su nuevo encuentro.

Tenían una relación estable y aceptada por sus familiares, pero realmente jóvenes para todo lo que hacían.

Año tras año, su relación se volvía mucho más seria, compartían mucho juntos, y con trabajo había construido algo bueno para ambos, su amor se volvió tan preciado como la reserva de platino que hay en la luna.

Su burbuja de acero, muchas veces fue destruida, el mal, siempre los acechó. Ambos tenían personas que se interesaban en ellos, y que harían lo que fuera por separarlos. De manera absurda, y sin conciencia, siendo tontos, flaquearon sus defensas y cayeron en juegos perversos, que dañó poco a poco su confianza. Estos sucesos trajeron muchas dudas, que ocasionaban peleas ocasionales, celos irracionales, y un poco obsesivos.

El salir con amigos era cada día una tortura y un juego al escondite, las dudas de los jóvenes obsesionados les atormentaba el alma, se sumían en grandes depresiones, por cosas que no pasaban en la realidad, sufrían por el más mínimo desapego, y cada hora sin contestar las llamadas o mensajes, era una razón suficiente para llamar las autoridades y dar por perdido a una persona, su nivel de preocupación era casi irreal, los padres de ambos bandos se alertaban al mirar las conductas disruptivas que presentaban, y en muchas ocasiones fueron puestos en «modo de espera», quizá para intentar apagar esa flama que el corazón de los pubescentes amantes atizaban con regularidad.

Nada sirvió, ellos vencieron cada obstáculo y poco a poco, se hicieron más independientes y quisieron ser tratados como adultos.

Ambos se graduaron de la secundaria y emprendieron el camino universitario, separados por unos cuantos kilómetros, la espera a esos viernes por la noche, era en todo lo que podían pensar en toda la semana. Al menos por un tiempo así fue, cada uno empezó a experimentar la vida, sin padres acechándolos, ni novios en control, eran libres y así se sintieron por mucho tiempo.

Él se estaba preparando para ser abogado, y tomaba trabajos como mesero para sustentarse, cursaba en una universidad privada a 30 km de su ciudad, sus gastos eran altos, y la ayuda de sus padres estuvo un poco ausente, pero supo controlar su situación y hacer lo mejor posible para lograrlo. Ella, como mejor de su clase en el secundario, logró entrar en la mejor universidad del país con una beca del 100%, donde se dedicó a estudiar economía, estaba agradecida al estar lejos, por primera vez, de toda su familia quien la acechaba constantemente para controlar toda su vida.

La vida es un juego cósmico y somos seres incapaces de mantener la felicidad, así que cometemos tantos errores posibles y vamos enmendando de a uno, con la esperanza de volver a sentir esa llamada felicidad. — Esto le ocurrió a estos jóvenes insensatos que empezaban a mirar la vida de otra manera.

Él, buscó abrigo un par de veces en los brazos de otra, esas noches que las discusiones se salía de control y rompían por corto tiempo ese lazo especial que los unía, sus amistades, el alcohol y el cigarrillo eran su descanso, tenía muy poco tiempo, llevaba una carrera y un trabajo para sustentarse.

Ella conoció las mieles de la gran ciudad, conoció muchas personas interesantes que le incitaban a experimentar. Mintió un par de veces de su paradero, y de lo que hacía en su tiempo libre, probó el calor de otros hombres y se anidó en una guarida de víboras que esperaban para expulsar su veneno.

Eso fue su destrucción.

A pesar de ser considerados tóxicos para el otro, su amor era auténtico, y juntos se sentían capaz de alcanzar las estrellas, vivieron los momentos más felices juntos, lloraron las tragedias más fuertes juntos, y pasaron los mayores sustos, juntos.

No dejaron un centímetro de su cuerpo sin explorar, y crearon sus propias leyes del amor, juraron y se prometieron eternidad, y se miraban a los ojos con intensidad, no había duda alguna de que una hermosa historia tendrían para contar. Pero, la soledad siempre quiere su parte, y la toma sin pedir permiso, y es que nada es para siempre, hasta el corazón más enamorado, deja de latir.

Lo inesperado siempre es lo más doloroso. Una noche de pelea exhaustiva fue el inicio de su final, ambos conocían o tenían una noción de lo que pasaba en la vida del otro, y esa noche decidieron gritarlo.

El corazón cuando está herido se esconde, cuando se gritan es un intento de hacer que él reaccione y escuche, al igual que cuando alguien está enamorado, se susurran, porque está allí casi saliendo del pecho, escuchando y sintiendo atento. 

Esa noche el corazón de ambos estaba ceñido en las tinieblas y resguardado por todas las fortalezas que su mente le permitió.

Su ruptura fue sumamente dolorosa. La confianza que existía entre ellos, fue destruida por sus demonios pasionales que no supieron controlar.

Esa noche pasaron horas sin hablar, solo sentados queriéndose besar, y por un momento olvidar el triste amargo que estar juntos les hacía sentir, lágrimas intensas corrían por sus mejillas y aunque el perdón estaba ahí, a un te amo de distancia, ninguno se atrevió a decirlo. Sintieron que su vida se hizo pedazos y fue tirada al fuego ardiente, todo cambió; Todo terminó.

La desgracia y la desolación invadió sus semblantes, se sobreponían de dolor e ignoraban sus sentimientos oscuros, la rabia, la soledad y el desespero habitó y se quedó por mucho tiempo.

Pasaron algunos meses, estos jóvenes tenían nuevas vidas. Ella, lucía mucho más hermosa que de costumbre, su corto cabello dejaba mirar su cuello y lunares que regularmente tapaba, pero que para él eran súper sensuales, sus curvas de gimnasio eran cada vez más notorias, su confianza alta, y su ambición por el éxito mucho más intenso.

Él, sumido en la tristeza y miserable, pasando los malos ratos de la vida, perdió su trabajo y cada día le era más difícil mantenerse, conservaba amistades que lo reanimaron de forma constante, pero de alguna manera, y con dificultad estaba saliendo adelante.

El crudo invierno pasó lento para cada uno de ellos, su corazón se volvía más frío, y su alma iba perdiendo su color, encontraron nuevas experiencias, y se atrevieron a vivirlas, aunque les era imposible, no compararlas con lo que habían vivido juntos.

El tiempo es una construcción inexacta, aunque pasaron miles de horas en hermosos lugares, con buenos amigos, nuevas personas y momentos perfectos, ellos solo imaginaban unos segundos mirándose frente a frente sin decir nada, sabían que en ese momento el tiempo no importaba.

Llegó diciembre, ambos tenían un gusto particular por la navidad, los adornos, los villancicos, el ponche, el árbol, y los hombres de nieve. A pesar de haber transcurrido un tiempo razonable en su mente, solo pasaba el nombre de ellos, como una sugerencia a reencontrarse. Su fiesta favorita de todo el año, les creó añoranza.

Él, una noche de luna resplandeciente, se atrevió a escribirle, ella esperó con ansias ese mensaje por mucho tiempo, hablaron hasta casi amanecer esa noche, contaron sus experiencias con nuevas personas, y bromeaban por olvidar la razón de su ruptura.

Algo pasó esa noche, esa ceniza que tenían guardada en una urna con tres candados en un rincón sin luz de su corazón, empezaba a levantar sus alas un pequeño fénix listo para renacer.

Se hablaron durante días propiciando su encuentro, decidieron reencontrarse un día antes de navidad y celebrarla juntos como lo hicieron por muchos años, la alegría de esa noche fue totalmente especial, él la observaba desde lejos, mientras reía y compartía momentos con sus familiares, sintió en ese momento que ella sería su eternidad, y los pensamientos de campanas de iglesia e hijos le inundaron su mente. Cuando todos se fueron a dormir, entraron a su habitación, ambos con el deseo más grande que experimentaron alguna vez.

No quedó espacio en el kamasutra que no hayan cubierto, ni exclamación conocida que no hayan pronunciado, hasta su alma, vibró esa noche.

Cubiertos en el sudor de sus cuerpos, se miraron a los ojos, sonriendo, sintiéndose increíblemente amados por el otro, y experimentando la felicidad en su plenitud.

Al día siguiente, él la llevó a su hogar, y con un simple beso y un te amo, se despidieron.

La alegría de este par de jóvenes, los hacía mirar el cielo más azul, atendieron sus asuntos y volvieron a la normalidad de su día. Él se fue a su residencia cercana a su universidad para continuar con la semana laboral que desde hacía poco había obtenido, pero que le permitía buenas ganancias y muchos menos dolores de cabeza. Esa noche ella no respondió sus mensajes, era bastante tarde cuando él logró desocuparse, entre el viaje y ordenar su casa, le mantuvieron lejos de su teléfono, así que no prestó atención. Al día siguiente no había respuesta, pasó otro día y aún no recibía nada, ni una señal. Su corazón empezó a achicarse de nuevo y el sentimiento de preocupación invadió su mente, escribió a sus familiares y todos le respondieron que estaba bien, pero que no le escribiera más. Mientras tanto en la oscuridad de su habitación lloraba aquella joven al mirar su teléfono conteniendo su respuesta, los nudos de su garganta se hacían cada vez más insoportables, algo le estaba perturbando la conciencia, Él se encontró confundido sin saber qué hacer, nada más que esperar a que terminase su semana laboral para ir de nuevo a la ciudad y confrontarla, fue una terrible pesadilla para él.

Llegó el día, eran vísperas de año nuevo, volvió a su casa, se vistió con su mejor camisa y fue a buscarla, no pudo encontrarla, y ningún familiar quiso darle respuesta de lo que estaba sucediendo.

Voces de embarque se escuchaban sin cesar en los parlantes de aquel gran galpón, una maleta de 25 kg, un bolso, una almohada, y una vida estaba a punto de subirse a un avión.

11:45 pm entra un mensaje de texto, con una carta explícita de lo que ocurría.

"Mi eterno amor, no tuve el valor de despedirme. Te escribo estas líneas para explicarte todo lo que ha pasado. Hace un tiempo estuve trabajando en mí y en mi progreso, y finalmente pude encontrar el trabajo de mis sueños, así que me mudaré lejos, para empezar de nuevo. El tiempo que vivimos juntos fue la mayor enseñanza que tuve en mi vida, fuiste el primero en todo, y siempre te recordaré como la persona que más me ha amado, gracias, por todas las experiencias, gracias por todas las caricias, gracias por todos los “te amo”, deseo de todo corazón que seas feliz, y que algún día me desees lo mismo a mí. Sé que me vas a odiar por mucho tiempo, pero es algo que tengo que hacer, y estoy segura de que será lo mejor para los dos, aunque el corazón me grite lo contrario, gracias por esa noche, fue la despedida perfecta, espero puedas recordarla siempre como yo lo haré, te amo.”

El corazón roto, del joven que leía atentamente ese mensaje, crujía como un costal de vidrios rotos, y la desilusión y el tormento de pensar si había tomado la decisión correcta maltrataba el alma de aquella joven, ambos, se sintieron miserables y desdichados, el universo entero se sintió engañado por la oportunidad que se estaba borrando, fracturaron su futuro y condenaron su vida a recordarse por siempre, pero a nunca a estar juntos de nuevo, esa noche, esa noche hasta la luna se acostó a dormir llorando.

Gregsson Camacho
Gregsson Camacho

Cocinero de profesión. Me apasiona la música y escribir. Trato de expresar mis sentimientos y emociones a través de poemas y versos y algunas veces canciones, sueño con cambiar al mundo con mis palabras.

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