La estrella que te debía

Jun 2023-Gregsson Camacho

Historias de otra galaxia
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“Deberíamos quedarnos aquí, por siempre. No quiero que esta noche termine. Te amo con la fuerza de una estrella agonizante”

Años antes.

Era el fin del verano, un joven se disponía a empezar el sueño de su vida, una escuela militar, llevaba consigo todas las ilusiones de un boyscout, siempre quiso servir a su país al igual que lo hizo su padre y sus hermanos.

Tuvo una infancia encantadora, con muchos juguetes, y salidas al exterior, su pasatiempo favorito era jugar a las carreras con sus primos en aquel muelle olvidado, cercano a su casa, donde un pequeño claro permitía a muchos bañarse en él.

Una adolescencia cercana a Dios, incursionó en todo lo religioso posible, como su estado curioso dejaba ver, le encantaba la música, creció mirando a su padre tocar la guitarra vieja, que en muchas ocasiones le faltaba más de una cuerda, pero que amenizaba esas noches de hamaca, en las que se reunía la familia bajo el cielo oscurecido y las estrellas, al menos hasta que los mosquitos disipaban el momento con sus tormentosas picaduras.

Fue bueno en la escuela, manejaba un entendimiento bastante capaz, y tenía buena charla para convencer a cualquiera, incluido sus profesores, buen hijo, y buen hermano, rápido para molestarse, pero rápido para perdonar y pedir perdón.

Se graduó con buena calificación de escuela secundaria, tuvo algunas novias, realmente hermosas, que ayudaron a descubrir muchas de las mieles de la vida y la amargura, tras cada despedida.

Tenía planes claros, Comandante de la fuerza armada, igual que su padre.

Llegó el día, la despedida de sus padres, bastante sentida y acalorada, su padre lo miraba con un rostro lleno de orgullo, gritándole sin palabras lo mucho que lo quería y lo feliz que se sentía al verlo portar el uniforme. Se dijeron todos los adioses, y empezó su sueño.

Sonó la diana, dando a entender a todos los aspirantes hacer formación en el patio, era la hora de su orientación, tomó sus botas lustradas tal como le enseño su hermano y corrió lo más rápido posible hasta llegar al patio, siendo uno de los primeros en formarse, se paró firme y esperó instrucciones, poco a poco muchos cadetes seguían llegando, tenían hasta el final del toque de diana para formarse si no serían reprendidos. Finalmente, el toque cesó, algunos jóvenes aspirantes llegaron con poco de tardanza.

Ellos sirvieron de total ejemplo de lo que les esperaba a cada uno de ellos, ejercicios y repeticiones inhumanas hasta vomitar, les hicieron hacer, hasta el punto que muchos, ni siquiera lograron terminar su primer día ya cuando habían pedido su baja, o retiro de la fuerza.

Entre los cadetes tardíos, había una chica, cabello negro, ojos marrones, excelente figura, y un lunar en su nariz. Ella. Lamentablemente, no pudo atarse el cabello a tiempo, y uno de los oficiales, en medio de la represión que obtenían, la paró y tomó un sorbete del piso, y con fuerza bruta y de manera despectiva y arrogante, ató el cabello de esta chica. El joven aspirante, que estaba formado desde el inicio, miró con recelos al oficial que le proporcionó tal daño a la chica, y a su vez, miraba los ojos de aquella joven a punto de explotar en un mar de lágrimas. Pero no pasó así, aguantó y se continuó con el acto de bienvenida, Las palabras de orgullo del general de la escuela, dieron en el clavo aquellos que esperaban con ilusión convertirse en futuros cadetes militares. Aunque la emoción duró poco, esa noche era la llamada noche de poda.

Los Cadetes, de algunos años más adelantados, estaban preparados en las barricas, para “podar” a los nuevos ingresos, y despedir a cada uno de sus hermosas cabelleras, y las chicas recortar un poco su volumen.

El joven, quien hace horas antes, tenía lindo cabello, una cama cómoda en casa, una cena bien preparada, hermanos con quien charlar y todo el confort del mundo, se encontró reflexionando a mitad de la noche sus decisiones.

A las 4 am, sonó el toque diana, todos los aspirantes y cadetes ya debían estar arriba, y atentos para su primer ejercicio del día, muchas vueltas al patio al ritmo del trote y cantos aleatorios y mofas denigrantes, La vida diaria del cadete está marcada por la exactitud en todos los actos y la observancia de las reglas de disciplina, jerarquía y unidad, características indispensables para conseguir la máxima eficacia de las Fuerzas Armadas. Actos, ejercicios, prácticas, estudio, quehaceres diarios era la vida que había elegido aquel joven quien no dejaba de pensar en la chica que miró el primer día.

Pasó un tiempo, ya el cuerpo de aquel joven se estaba acostumbrando a la rutina diaria, gracias al destino, por segunda vez, miró el rostro de esa hermosa chica. En esta oportunidad tuvieron la oportunidad de presentarse, y conocerse, ambos tenían interés, en las cuestiones religiosas que proponía el capellán de la escuela, y sin reflexionarlo, se convirtió en su lugar de encuentro diario, Empezó una historia.

Dos jóvenes, primitivos de su amor cautivo, llenos de hormonas e inimaginables sentimientos, propiciarán la historia más bonita de amor, que el mundo conocería, su complicidad se notaba en las flechadas miradas que ambos compartían desde lejos, esa fuerza eléctrica que se sentía al entrar a una habitación, y ese raro y poco sentido encogimiento del corazón cuando cruzaban palabras. Cuando el joven decidió pedirle el noviazgo, fue realmente hermoso.

-“No tengo mucho, soy apasionado, te cuidaré siempre, tengo a Dios de testigo, y a esta luna que nos acompaña, que mis palabras aún no pueden expresar lo que mi corazón siente, si estás dispuesta a una vida llena de todo lo bueno que hay en mi alma, acéptame como tu novio”las palabras de aquel joven conmovieron todo de esa chica, y ese espejo de lágrimas se vio asomar de nuevo en sus ojos, pero de una manera alegre, aceptando tal propuesta.

Los jóvenes amantes iniciaron ese viaje al país de los corazones sonrientes, como decidieron llamarlo, estar juntos era como ir en un viaje sin retorno, por el espacio, contemplando la inmensidad. Cruzaban miradas, e intenciones cada que se veían, y sus encuentros solo eran presenciados por su adorada luna, quien los cobijaba con su manto plateado, y su decoración de astros.

Finalmente, salieron de permiso, por primera vez de su escuela militar, decidieron irse juntos a conocer sus familias y a hacer conocer su noviazgo con sus seres queridos, afortunadamente cada joven encontró en la familia del otro, una nueva familia con la cual contar, al igual que sus amigos por separado, se volvieron amigos en común.

La historia de estos dos jóvenes taciturnos, que miraban sus rostros sin vergüenza, que podían besarse por horas hasta hacer arder sus labios iba mejorando cada día, su conexión emocional era inmensa, podrían estar juntos todo el día, incluso estar en los momentos malos del otro sin sentirse incómodo, generaban recelos de grupos selectos de personas, que acosaron continuamente su relación, por la naturaleza de ternura que se podía sentir al mirarlos juntos. No solo eran amigos excepcionales, su conexión pasional, sobrepasaba las leyes de la física, ambos, se deseaban de una manera intensa, sus cuerpos cantaban melodías afrodisíacas, en cualquier parte donde se encontraban, en el cine, en la casa de sus padres, en los autobuses, en las piscinas, playas, y cualquier lugar donde encontraran el momento oportuno, les apasionaba el peligro y su confianza era envidiable.

Con el pasar del tiempo, ese amor de jóvenes apasionados solo siguió en creciente, año tras año, sobrevivían las vicisitudes y retos que les imponía su carrera militar, y su vida como civil con sus familiares y amigos, se hicieron promesas irrompibles, una vez, estando juntos en una playa de noche, la joven sacó unos anillos, y la sorpresa de la propuesta matrimonial del joven fue evidente y aunque causó algo de susto, estaba preparado para decir el sí, ella, mirándolo con una sonrisa burlona le dijo —“tranquilo, no estoy proponiendo matrimonio, aún no es nuestro tiempo y eso te toca a ti.”— “estos anillos que tengo entre mis manos, somos nosotros, y quiero que hagamos un pacto, no quiero usarlos, pero quiero que juntos los arrojemos al mar, con un propósito, prometer que así como el mar, ha existido siempre y seguirá así, nosotros seremos eternos con él, hasta la última gota” las palabras de la joven conmovieron cada parte del ser de ese joven y asintiéndole con mucha ilusión y su mirada perdida entre sus ojos, la tomó, se acercaron al mar, hicieron su promesa y dejaron ir los anillos en esa fría y tormentosa agua del océano. El joven, enmudecido por todo lo lindo que había pasado, se le ocurrió una idea, y prometió. “Al igual que cuando te pedí que fueras mi novia, lo repito, no tengo mucho, pero entrego todo lo que soy, y te prometo que a ti te daría hasta una estrella si pudiera” ambos sumergidos en el éxtasis de su apasionado momento, se abrazaron y se miraron a los ojos, con ilusión, se besaron y empezaron con su danza cuerpo a cuerpo entregándose y transmitiendo toda su energía en cada penetración, esa noche, para ellos fue mágica.

Pasaron los años, y lo que parecía una historia muy buena para ser verdad, seguía rompiendo los estándares del amor verdadero, ambos fieles a sí mismos y con un amor inconfundible. Se graduaron de la escuela militar, los jóvenes cadetes, eran, ahora, sargentos de la fuerza armada, un acto hermoso, los acompaño. Se impartió la asignación de cargos a cada uno de los graduandos, para su sorpresa, fueron puestos en diferentes locaciones, separados por miles de km. y aunque la adversidad suponía un rompimiento, esto nunca pasó, ambos amantes mantenían vivo el fuego de su amor, con incontables charlas, llamadas, cartas, y detalles que les llenaban de ilusión con la espera de reencontrarse. Solo un año duraron separados, en vez de alejarlos, su amor creció, la espera les avivó mucho más el deseo, y cada encuentro era una batalla campal entre besos, caricias y sutiles azotes con malicia. Decidieron vivir juntos, y ambos pidieron su transferencia a un centro de prácticas militares, para así poder estar cerca e igual seguir cumpliendo con su deber patriótico.

La paz de su país, había sido eterna, hasta la primavera del año que concurría, miles de conflictos se presentaban cada vez con más frecuencia y la necesidad del orden público ameritaba del personal militar para llevarlo a cabo, con el paso del tiempo ambos jóvenes se encontraron librando pequeñas revueltas, protestas, y algunos ataques del enemigo en cuestión, con el resto de la fuerza, poco a poco el conflicto se volvió una guerra, y aquellos jóvenes militares miraron pasar su vida antes de decidir enlistarse frente a sus ojos, cuestionando una vez más sus decisiones, como el primer día que ingresaron, la fuerza militar en conjunto se agrupó y los objetivos eran claros, eliminar al enemigo invasor, cada día era una destrucción total, tanto de infraestructura, moral, física y mental de cada uno de esos combatientes, lo único que mantenía con vida a estos jóvenes amantes era el recuerdo de esa noche en la playa donde se prometieron lo eterno, querían regresar con vida y casarse.

Cada día, en la batalla, se perdían la vida de muchos de sus amigos, el infierno que presenciaban les quitaba la ilusión. Una noche en una redada quedaron expuestos y entraron en una emboscada. El grupo sobrevivió como pudo, pero no logró reagruparse, estos jóvenes corrieron a atrincherarse donde pudiesen, encontraron una casa abandonada y decidieron esconderse en el sótano, para su sorpresa tal sótano estaba preparado para ellos, estaba equipado con comida, una cama y un sin fin de libros, toda una reserva para un ataque nuclear. Allí pasaron los días, y noches, riendo, pensando en volver, en salir de allí, e incluso imaginando que la guerra ya había terminado aún escuchando los estallidos de bombas como fondo.

Una noche, estando juntos ya un poco menos preocupados por lo que estaba pasando y menos tensos, empezaron a planear su vida cuando todo terminara, estos jóvenes amantes estaban a punto de recuperar esa flama afrodisíaca que siempre los caracterizó, sus cuerpos sudados encararon la viva imagen del amor, y del cielo. Tocaron la gloria esa noche, tanta fue su éxtasis y sensación de amor el uno por el otro que sus lágrimas no pudieron contenerse. “Deberíamos quedarnos aquí, por siempre. No quiero que esta noche termine. Te amo con la fuerza de una estrella agonizante” dijo la joven mirando con ternura a su amado acompañante. Esa noche el joven pensaba en las probabilidades de sobrevivir, sabía en su interior que debía buscar la manera de sacar con vida a su amada. Esperó a que se durmiera, y a hurtadillas y sin hacer ni un solo ruido, se acercó a la puerta, la cual abrió con una suavidad tremenda para que ella no lo escuchase, cerró de nuevo y acomodó una pila de escombros frente la puerta para que no fuese descubierta, esa noche se encaminó en su misión, “conseguir ayuda”, el joven sigiloso y entrenado se adentró a la boca del lobo, pero logró pasar desapercibido, en algunas ocasiones simulando estar muerto, junto a sus compañeros fallecidos, continuaba enardecido y concentrado en llegar a encontrar su pelotón para regresar por su amada, la cual decidió no llevarla por la austera inseguridad que esto suponía. A punto de darse por vencido y después de haber corrido al menos 3 horas, miró su bandera, encontró un puesto de control de su ejército, lo recibieron y lo atendieron, el de manera rápida les informo la situación y les alertó que debían volver tras su amada chica, se armó un equipo, y juntos emprendieron la misión de traerla con vida, lograron cruzar todas las trabas del enemigo invasor, hasta llegar al escondite de su amada, ella, ya había despertado y entrado en estado de crisis por pensar en el abandono o lo que le podría haber pasado a su amado.

Ya se disponía a salir a buscarlo, cuando de pronto escucha algunos ruidos que venían de fuera del sótano donde se encontraba, temerosa tomó su arma y se aprontó con valor a enfrentarse a lo que se venía, con gritos de reconocimiento entró el valeroso joven aproximándose a su amada para que bajara la guardia, lo miró por un segundo, soltó su fusil y le salto en los brazos, seguido de unos golpes de reprimenda dándole gritos de que no la abandonara jamás, el equipo que los resguardaba entró y miró el refugio donde habían permanecido cautivos durante un tiempo la pareja, ya el 50% del plan marchaba bien, se armaron de valor, y decidieron regresar, usaron las mismas tácticas para no alertar al enemigo en su huida, tristemente, se encontraron con un pelotón enemigo en su camino, el cual abrió fuego a discreción con el fin de eliminarlos, los jóvenes soldados, pelearon con gallardía, y estrategia, era su vida la que estaba en riesgo y no tenían otra opción, dieron todo de sí, y algunos cayeron por los disparos enemigos. Por cuestiones divinas, lograron salir con vida aquellos jóvenes amantes, que se miraban a los ojos con miedo, protegiéndose mutuamente. Al llegar a su base, celebraron con alegría, y algunas lágrimas cayeron por los compañeros abatidos, pasaron algunos minutos, la adrenalina que corría por sus venas se iba disipando. El joven valiente, cae con una rodilla al piso, exclamando una expresión de dolor y asombro, tocándose el abdomen y sintiendo un líquido caliente recorriendo su piel, lo habían herido, de forma inmediata los paramédicos intervinieron y rompieron su uniforme para controlar la situación, la joven observaba desde cerca, diciéndole que todo iba a salir bien, cuando los paramédicos lograron mirar la causa de su herida, dictaminaron que había recibido un impacto, en el pecho, cercano a su corazón, y en ese punto y mirando la cantidad de sangre que había perdido y sin capacidad para someterlo a una cirugía de emergencia se dieron cuenta que, no podrían hacer nada por él, su mirada confundida y de preocupación, dieron a entender a aquel joven, que iba a morir, su chica gritaba órdenes de que hicieran algo para salvarlo, azotando con golpes a sus compañeros, sus lágrimas y quejidos se escuchaban por toda la carpa. Él, con la poca fuerza que le quedaba intentó calmarla y le pidió que lo abrazara, ella corrió a sus brazos y lo beso, le habló al oído diciéndole que se iba a poner bien, el quién ya había aceptado su destino, le miró con sus ojos vidriosos con una lágrima recorriendo su rostro, acarició el rostro de su amada, y le dijo:

"Debimos quedarnos allí por siempre, pero no me arrepiento de lo que hice, estás a salvo y para mí ese siempre fue mi propósito, no estés triste, te ame, te amo y te amaré aquí y en la eternidad, hasta la última gota, ¿recuerdas? —sonrió amablemente, estaré contigo siempre, y cumpliré mi promesa, cuando te sientas triste, y quieras hablar conmigo, solo mira hacia arriba en las noches, estaré ahí, seré la estrella que te debía.” Sollozando giró su rostro y su alma abandonó su cuerpo.

La joven destrozada, se quedó por horas abrazando el cuerpo sin vida de su amado, exclamando gritos de dolor y tormento.

Amaneció, la ayuda llegó, y todos fueron transportados a su base, pasó un par de días, y dieron un funeral apropiado a todos los oficiales que dieron su vida por su valentía, la tristeza del panteón era insostenible y muchos incluyendo a la joven amante sostenían esa actitud de desesperanza.

Pasaron algunos años, la guerra terminó, y la joven encontró su pasión en la astronomía, fundó un centro de investigación, se dedicó a observar las estrellas, y a educar al fruto del amor que generó aquel épico romance, un niño, con dotes para la música y al cual le apasionaban las historias que su madre le contaba sobre su padre, aquel joven valiente, que le salvó la vida una y mil veces. Que permanece presente en el oscuro cielo, acompañando sus noches, brillando como el amor que siempre le profesó.

Gregsson Camacho
Gregsson Camacho

Cocinero de profesión. Me apasiona la música y escribir. Trato de expresar mis sentimientos y emociones a través de poemas y versos y algunas veces canciones, sueño con cambiar al mundo con mis palabras.

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