Delivery

Nov 2022-Marcelo Tosoroni

Presidente
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El edificio donde toca trabajar esta vez, es de oficinas, no un call center ni un estudio jurídico, ni una oficina de seguros. Es un nido de traders. Esta nueva peste financiera que hace plata especulando que ritmo, tendrán las acciones a futuro, a pesar de que ya casi el futuro no existe. El ambiente está gobernado por los continuos clics de los teclados, las videollamadas, las conversaciones con timbre de voz de estafadores y mucha vanidad y avaricia… en fin, un escenario más… 

Mi posición es en la computadora 54, justo al lado de la ventana, en la torre este, desde allí gobierno en 180 grados de visión, el ingreso a una propiedad enorme, con portones altísimos y una seguridad digna de un jefe de estado. 

Los días pasan sin pena ni gloria, pero no puedo dejar de observar, a través de mi ventana intentando huir de la monotonía, de la rutina del día a día, cumpliendo con mi mandato, a un delivery, en su tarea de reparto de vaya a saber qué tipo de mercancía, que casi con puntualidad inglesa, todos los días pasa, en el mismo horario por el frente de esta propiedad. Es un hombre espigado, de mediana edad, en bicicleta todo terreno, con una mochila caja enorme. Su chaleco amarillo fluo resplandece con el sol y su aspecto es desprolijo. Pareciera a causa del peso de su mochila (la que supongo pesa una tonelada) lo que genera que su ritmo sea lento y pausado, contrastando con sus demás colegas.

Luego de semanas, ya harto de esta posición, de estos ambiciosos e inescrupulosos personajes que me rodean, que se la creen todas, harto de observar en el ordenador algoritmos, notificaciones y datos que no me interesan en lo más mínimo, de observar la propiedad enorme frente a Mi, y al abatido y desahuciado Delivery cumpliendo su rutina casi diaria, ¡luego de 40 días me declaro atiborrado, aburrido, hastiado de esta situación mediocre de m…!!!!!! ¡COMO EXTRAÑO VER ACCIÓN!!!!!!

De pronto y sin aviso previo y tal como reza el dicho “cuidado con lo que deseas”; en mi bandeja de entrada ingresa siendo las 14 hs, el mail por el que tanto implore al universo…

“Atención rojo 5!! Atención rojo 5!!! en 20 minutos el pájaro ingresara a la jaula…”

Efectivamente, ya despojado de toda la realidad que me rodea, tomó posición en la ventana frente a mí y,  tal como me fuera anunciado en el mail, observo como 4 vehículos sin matrícula, comienzan desde el Norte, a acercarse a la propiedad, son de color negro, a una velocidad moderada, vidrios polarizados, estribos macizos, aspectos compactos. 

Envío, a través de mi dispositivo de comunicaciones bluetooth, inserto en mi oído izquierdo, tal como se entrenó cientos de veces, el nombre clave de la misión al grupo táctico: - luz verde!! ¡LUZ VERDE!!! Nombre clave ARMAGEDON, y en una posición de privilegio, a través de la mira infrarroja de mi fusil de francotirador, observo  como el elemento nombre clave DELIVERY, se acerca, lanzado a la carrera, con todas sus fuerzas pedaleando para lograr colocarse casi al frente del vehículo que encabeza la pequeña caravana, ya sin su mochila caja y con su arma atravesada gracias a su correaje, pegada al cuerpo. Es en ese instante que realiza un salto desde su bicicleta, tan dispuesto como un Leopardo se abalanza sobre su presa, tomando posición sobre el capot del vehículo 1, destrozando con su M4 de asalto, con balas antiblindaje, el parabrisas, matando a chofer y acompañante, para luego, con una maniobra digna de Cirque du Soleil, llegar al techo del vehículo 2 y desde este eliminar a todos sus ocupantes, todo sucede en fracción de segundos, con los vehículos aun en marcha. Sin pensar casi por instinto, desde mi posición, presiono suavemente el gatillo, aniquilando a ocupantes de vehículo 3 y lo propio hace el francotirador nº2, desde torre oeste, con vehículo 4 y sus ocupantes, descartando la posibilidad de una contraemboscada. Desde la zona de muerte, elemento nombre clave DELIVERY, totalmente transformado por la acción, transmite con voz agitada… -Presidente…. está a salvo!  

Levanto mi fusil, mi mochila y los cargadores sobrantes, miro a los aterrados traders y lo único que se me ocurre decir es.... - ¿Qué día en la oficina no??????? Mientras emprendo la huida con el sonido de sirenas a lo lejos…

Marcelo Tosoroni
Marcelo Tosoroni

Soy Marcelo, un alma que trabaja por ser libre, honesta y fiel a sí mismo, esperanzada de compartir lo increíble de este viaje interior.

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