¿Acaso es verdad que mi vuelo fue una lejana ilusión?

¿No fui alguna vez aquel fiel y dulce bardo, mensajero preferido del viento, 

que como la abeja sembraba dudas en mustias flores?

Aquí estoy, aún tibio de vida, 

pero la bruma verde y negra de la tierra lentamente comienza a abrazarme, 

como los dedos fríos de una deidad sin alma.

No temo, 

tengo la esperanza que la muerte sea sólo una ilusión, aún más real que la vida.

¿Mi cuerpo inmóvil alguna vez fue ramillete con alas? 

¿O mis anhelos nublaban mi rocosa existencia?

Sé que de una forma u otra aquí cómodo estoy, 

como si al encontrar el final se abriera el portal arquetípico que a todos nos une.

¿Somos sólo pinceladas rígidas en un lienzo eterno?, 

¿el movimiento sólo es el repicar de una fragua insoportable?

Lentamente mi piar se vuelve ronco estertor.

La mano amable del que ayuda, presta me acerca alimento, 

pero de allí sólo comieron prestidigitadores y domadores de serpientes; 

yo comía y bebía del mundo todo... ¿y ahora?: sólo una hormiga en la placenta.

¡Oh, tiempo! ¡efectivo y cruel vehículo!

No distingo si soy yo o mis hijos, los que en vuelo rasante y jovial van.

A lo lejos, veo a las colinas saltar, como corderos hartos de leche.

Es inevitable la luz que todo lo llena.

Soy mis padres, mis enemigos, mis víctimas, mis verdugos...y la verdad se aclara.

Todo es plateado y oro junto al árbol de la vida.

Todo es plateado y oro junto al árbol de la vida.

Todo es plateado y oro junto al árbol de la vida.

Y huele a rosas secas.

Letrinemias

Spleen del mas enfermo.