También de tinta china.

Tambien de tinta china
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Hace mucho tiempo, aparecieron cuando el jardín se llenó de flores. Primero fue uno, que sobrevoló por horas el espacio, a modo de reconocimiento. Y cuando se aseguró que todo estaba en orden, trajo al resto. Así fue como esa tarde, una familia de colibríes decidió mudarse a mi casa y desde entonces siguen aquí. Nunca pude saber con exactitud donde fue que ubicaron su nido. El rumbo siempre es el mismo, el árbol más alto y añejo del terreno. Pero me sorprenden apareciendo desde cualquiera de los puntos cardinales. Lo cierto es que esa primavera comenzaron a acercarse cada vez más y para el verano parecían haber estado desde siempre conmigo. Llegaron el frío, la lluvia y las tormentas y ellos jamás me abandonaron. Les puse bebederos y los nombré la familia Piki y así cada mañana si no los veo, los llamo y aparecen. En realidad, el llamado es en singular, porque es solo uno,  el más grande, el que se anuncia con su canto tan único y especial, y a toda velocidad llega hasta mí y si no es él quien se hace notar, volando frente a los cristales de la ventana. Luego de sus fantásticos giros, se posa sobre una delicada rama de parra y espera que lleguen los demás. Hay momentos en que parecen realizar coreografías sincronizadas. Montan un festival de belleza y color. ¡Son increíbles! ¡Más de una vez me han despeinado el flequillo! El que más se me acerca es el señor Piki, como le digo. Hay veces que el sonido que producen la velocidad de sus alas parece susurrarme cosas al oído y hasta   descubre mis días no tan buenos, y consigue dibujarme una sonrisa. Son tan fascinantes que están rodeados de leyendas, una de ellas posee un poderoso significado espiritual, ya que cuenta que son los mensajeros de las almas que ya no están en el plano terrenal y que cuando nos visitan, vienen a traernos un mensaje de amor y a contarnos que nuestro ser amado está en paz.

Otras hablan de que pueden volar hacia los seis rumbos del universo y por eso se los relaciona con la fuerza de voluntad que nos dirige a la ruta por la que el corazón quiere llevar nuestro destino. Y que transmiten de aquí para allá los buenos pensamientos y toman tus buenos deseos para llevárselos a quienes forman parte de tus afectos.

Lo cierto es que no solo me acompañan diariamente , si no que sellan su complicidad, tomando diferentes formas para hacerse presentes ante mí.

Un escenario, mi banda favorita, su música y su voz elevando los sentidos y sobre un fondo azul, traviesas luces blancas, hacen trazos siguiendo el ritmo hasta dibujar un colibrí que al finalizar la canción se va volando. 

Un relato... "El colibrí apareció y se quedó suspendido a su espalda sobre unas flores. ¿Pero qué es esto?, pensé ¿ Qué puerta es esta que se está abriendo?.

Y sobre el papel, el mismo artista que lo escribió, entre otros animales, desliza, con caña de bambú uno con sus alas desplegadas y deja caer la frase "Tan lejos y tan cerca de mi alma" y entonces con diferentes lápices intento ser dibujo, para que este de tinta china, también me roce la cara.

Una conexión muy fuerte y clara, por la que decido, que mi primera novela infantil tenga como protagonista, ¿a quién si no que a un mágico colibrí ?. Se llama Muun, porque todo parecido con la realidad es pura coincidencia.

Pero las coincidencias de encontrarlos a cada paso, yo las visto de señales. Es que elijo creer y termino pensando, que como cuando amanece ya no puedo ver la estrella en la que desde hace mucho tiempo habita mi padre, durante el día, converso con colibríes.

Miriam Rodriguez
Miriam Rodriguez

"Todos tenemos algún vidrio roto en el alma, que lastima y hace sangrar, aunque sea un poquito. Al escribir, siento que puedo sacar un poco de esos vidrios fuera de mí. Al ponerlos en un papel ya no me dañan” - Eduardo Galeano. Quizás esa sea la razón por la que me encanta escribir.

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