Estrella de Navidad

agustina chiera - estrella de navidad
Compartir en

"Bendita la noche de estrellas que surcan la arena. Benditos sean tus ojos, amada mía, que, del fuego caliente de la chimenea, se eleva la dulzura de nuestros corazones hacia la eternidad profunda de nuestro amor".

Podía ver el brillo de sus ojos. Mi pluma temblaba y mis fugaces líneas de amor habían acabado de escribirse. Ella estaba allí. Tal vez, su magia se había apoderado de las raíces de mis palabras de amor y había hipnotizado cada uno de mis sentidos. Ella, tan sólo ella, mi gran y hermosa inspiración; en bondad y en caricia, un corazón locamente enamorado de sus deseos de amor. 

Bajé mi mirada y esbocé una sonrisa piadosa. No deseaba que ella descubriera la infinidad y la intensidad de mi amor, así, en la distancia de mis miradas, de mis sentimientos y del atardecer. La miré nuevamente, caminé lentamente hacia ella y tomé suavemente su mano, observando las pequeñas luces de nuestro árbol de navidad que la acompañaban, justo a su lado y sonreí, cómo mi gran amor así lo había pronunciado.

—¿Puedes ver, Ángela mía, cómo es que las rosas de tus sonrisas se unen a las estrellas? —pregunté, acariciando su mejilla, mientras ella asentía con la cabeza, sonriendo al sol y a los colores del atardecer. 

—Puedo sentir la paz y la luz que nacen de esta estrella, amor mío.

 —Amor de mi vida, cree y siente, porque si puedes observar el camino perfecto de rosas que se desliza sobre ellas y danzan al son de la melodía del universo, puedes notar, también, que lo que yace entre tus manos es y será por siempre mi corazón enamorado. Esto que aquí tienes, es mi amor por tí, fuerte, noble y brillante, como el sol y adorado como la brisa perfumada por las flores que nos encuentra y nos entrega a la unión perfecta de nuestros deseos compartidos. Te amaré por siempre, Ángela, no lo olvides.

En ese instante, una pequeña lágrima decoró nuestras mejillas y ambos permanecimos en silencio, amándonos en la eternidad mágica de un amor sincero.

Agustina Chiera
Agustina Chiera

Amor y rosas mágicas.

suscribite a nuestra
newsletter