¿Y si un día no saliera el sol?

¿Si el aire que rodea mi cuero fuera amable y no quemara?

¿Si en un gran gesto el impala se negara a tomar de la charca

y el ángulo que forma tu nariz y la punta de tu boca no fuera tan perfecto?

¿Qué sucedería si tal vez fueras luz que corre

o ramillete con alas?

¿Y entendiera que la sangre que brota de mi herida 

de roja ya no tiene color

y de amarga sólo el cuervo sin alma se atreve a probarla?

¿Qué pasaría si un día me doy cuenta que la llaga blanda de tu lomo

es tan profunda como la mía?

Y que no sé qué cruel Fantome fraguó su mano hábil sobre mi alma. 

Así, descarado, estúpidamente deseado.

¿Y si un día el corazón se limitara a bombear sus jugos

y se dejara de joder?

¿Y que sólo lo que se ve existiera

y los muros entre la realidad y los sueños sean piadosamente levantados?

Que increíble seria volver a mearse de la risa por nada

y que el espacio entre tu cuello y tu hombro no fuese tan eterno,

un pasaje tórrido donde zozobran mil barcas de miel y avellana. 

¿Y si un día no saliera el sol?

Y el último suspiro de la luna guiara los caminos.

¿Y si la sabia oscuridad cubriera todo de hermosura? 

¿Dónde todos fuéramos hijos de dios, donde no haya blanco ni negro, 

portales ni rosales, donde nada costara nada?

Que maravilloso sería entender que Judas dió su beso por amor, 

y que fue un exceso desparramar por el campo estéril sus tripas tristes. 

¿Y si el mentado Sísifo fuera realmente feliz en su tormento?

Que la flor entre las piedras allá en la cima todo lo valiera.

Que al abrir esta cabeza una parva de gorriones mojados

saltaran lejos para perderse en luz y viento suave. 

¿Y si la piel de mis hijos oliera a durazno y leche tibia nuevamente?

¿Y si me despertara y aún hubiera tiempo?

Que increíble sería que Itaca fuese como siempre la imaginé. 

Letrinemias

Spleen del mas enfermo.