Reencuentro con Venecia

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Es mi segunda vez en Venecia. La primera fue hace muchos años y no había tenido la mejor experiencia. Había ido por dos días, dentro de un tour interminable, llovía y todo se veía gris. Pero había algo dentro mío que me decía que tenía que volver. Y así lo hice.

2019 – Febrero.

Llegué a Venecia un 4 de febrero de 2019 y me quedé 5 días. Sí, para algunos puede resultar mucho tiempo, pero quería vivir el lugar, recorrerlo sin correr, sentarme en cada café, en cada lugar.

Reservé en el hotel San Zulian. Cuando llegué estaban haciendo algunos arreglos de remodelación así que me alojaron en otro hotel de la misma cadena, sobre la calle C. pecchieri, a dos cuadras de la Plaza San Marcos. Una habitación divina, de dos pisos, con dos ambientes y un baño en el medio.

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Desde el aeropuerto había dos opciones para llegar al hotel. Podía contratar una lancha taxi o tomar el vaporetto que es el medio de transporte público utilizado en Venecia.

Una de las principales atracciones de Venecia es la Plaza San Marcos. Allí encontramos la Basílica, el Palacio Ducal y el Campanario de la basílica.

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Alrededor de la plaza encontramos también el famoso café Florian, abierto en 1720. Es el primer local que permitió la entrada de mujeres en Venecia. Lord Byron, Rousseau, Stravinski fueron algunos de sus más famosos clientes.

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Realicé la visita al Palacio Ducal, antigua prisión de la inquisición, donde se pueden visitar distintas salas, la armería, los patios y la prisión. Hay cuadros de reconocidísimos pintores como Veronés, Tiziano y Tintoretto.

Dentro de la prisión encontré el llamado “puente de los suspiros”. Se lo llama así por los suspiros de los prisioneros que, desde allí, veían por última vez el cielo y el mar.

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Otro lugar para visitar es la Basílica de Santa María della Salute, construida en honor a la Virgen Santísima como promesa del patriarca de Venecia durante la gran peste .

Más allá de los lugares turísticos, lo que más disfruté fue recorrer sin tiempo, sin apuro, comprarme un libro y sentarme a leer a orillas de los canales. Mis almuerzos consistían en bollos o croquetas que compraba al pasar y disfrutaba sentada al sol observando el paisaje.

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Un día aproveché para ir a las islas de Burano y Murano. Esta última es conocida por la fabricación de vidrio y cristal. Se pueden visitar talleres donde ofrecen demostraciones del trabajo que realizan. Es un lugar muy tranquilo, pintoresco, con casas bajas, restaurantes y negocios.

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Burano, por su parte, me pareció la más linda. Una isla de pescadores, colorida, con casas de distintos colores. Es conocida por sus tejidos con encaje y hay un museo llamado el Museo del Encaje o Museo del Merletto.

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Por último, considero que haber vuelto a Venecia con más tiempo fue una gran decisión. Siento que este segundo viaje fue completamente distinto al primero debido a que, como dije anteriormente, pude recorrerla y disfrutar sus increíbles lugares sin que nada ni nadie me apure.

Ele Figueroa Alcorta
Ele Figueroa Alcorta

Maestra de primaria.

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