Productividad tóxica: como evitarla

productividad toxica - josefina reina
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La productividad tóxica es un impulso que se manifiesta como la necesidad constante de "hacer" y la imposibilidad de relajarse, incluso en los tiempos libres, ya que no se puede “apagar el cerebro” y disfrutar, porque se está preocupado por todo lo que "debes hacer” o “podrías estar haciendo” en ese momento. Además, el no sentirse productivo va acompañado de pensamientos de inutilidad o estancamiento.

En el último tiempo el término de productividad ha estado resonando en el ámbito laboral de manera creciente. En un mundo en pandemia, la mayoría de los trabajadores debieron adaptarse al trabajo remoto y controlar su propia actividad y productividad, tarea para nada fácil de realizar de la noche a la mañana. 

Como resultado, en el panorama actual pospandémico algunas empresas mantuvieron sus esquemas remotos debido a que notaron un aumento en la productividad de sus empleados, mientras que otras rápidamente volvieron a un esquema tradicional de trabajo al encontrarse con una gran cantidad de su personal sufriendo de síndrome de burnout o del trabajador quemado, disminuyendo así su productividad.

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La salud mental juega un papel importante en la productividad. 

Estudios señalan que trabajadores con una salud mental deteriorada producen menos, pero también que ser menos productivo afecta la salud mental negativamente con síntomas de  ansiedad, depresión, estrés, entre otros. Es un círculo vicioso, por eso es importante encontrar el equilibrio entre la productividad y la salud mental. No es una carrera contra el tiempo, sino una administración de recursos para alcanzar un objetivo donde la calidad se encuentra por encima de la cantidad de acciones, y la energía y concentración son clave para nuestro desempeño.

El Principio de Pareto indica que “el 20% de las acciones dan el 80% de los resultados”.  Es decir, que se pueden obtener mayores resultados invirtiendo menos tiempo y menor cantidad de recursos, y que poner más dinero y recursos en una actividad no tiene por qué traducirse en una mejora significativa. 

La productividad siempre ha sido un término asociado a la expectativa social. Socialmente, se nos exige realizar múltiples tareas, ser útiles, superproductivos y dar cada día nuestro 100% y más. Y esto puede no ser lo que mejor se ajuste al cumplimiento de nuestros objetivos, por eso es que preferimos hablar de productividad personal. 

¿Qué es la productividad personal?

La productividad personal se refiere a las acciones para alcanzar nuestras metas y satisfacer nuestras necesidades, y está sujeto a algo subjetivo e individual de cada persona, considerando lo que estamos dispuestos a dar y eliminando sentimientos de culpa o de no estar haciendo lo suficiente. Alcanzar mi propia productividad personal significa estar en paz con lo que estoy realizando cada día y en cada momento. 

Hay muchas causas para la poca productividad: procrastinación, perfeccionismo, interrupciones o distracciones, tener muchas tareas y no saber priorizar o delegar, son las más comunes. Entendiendo a la productividad como algo personal ayuda a combatir estos fantasmas, ya que somos nosotros los responsables de alcanzar nuestras metas, impuestas por nosotros mismos.

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Consejos para mejorar tu productividad personal

La productividad está íntimamente ligada a la organización:

  • Definir tus objetivos a largo y corto plazo es de suma importancia. 

  • Hacer una lista de tareas es una gran ayuda visual para recordar todas las tareas a realizar en el día. Con el tiempo descubrirás cuál es el orden de tareas que funciona para ti. Por ejemplo, por un lado, siguiendo la regla de los dos minutos de Allen, puedes comenzar por las tareas que solo demandan dos minutos e ir escalando a partir de ahí. Por otro lado, tal vez tengas más energía al principio de tu jornada para taclear las tareas más complejas. Lo usual es que las personas sean más productivas en las mañanas y que a medida que avanza la jornada comiencen a sentirse agotados y pierdan concentración. No obstante, depende mucho del tipo de trabajo que realizas y tus hábitos. 

  • Por último, pero no menos importante, un buen descanso por las noches y buena alimentación, tomar recesos y realizar algún ejercicio que permita poner el cuerpo en movimiento pueden mejorar nuestra productividad.

Josefina Reina
Josefina Reina

Soy Licenciada en Psicología y Técnica en periodismo y contenido digital. Lectora, cinéfila, viajera y true crime addict en mi tiempo libre.

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