Manifestaciones del vestir como construcción de identidades 

Strunk

Nov 2022

Strunk - manifestaciones del vestir
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“Las manifestaciones del vestir han sido objeto de muchas reflexiones. ¿Qué es la moda? ¿Por qué existe la moda? ¿Qué significación tiene el vestir?” (Bravo Vasallante, 1977, p. 537-543), A través del tiempo, las culturas, las distintas generaciones y tendencias, el acto de vestir se ha ido transformando a sí mismo constantemente y resignificando antiguos elementos de uso dentro de este rito diario de manera que construye identidades: la de quien se viste, de quien crea las prendas de vestir, de la comunidad en la que se vuelve tendencia. 

Vestir: ¿adornar o comunicar? 

La palabra moda (préstamo del francés: modé, que proviene del latín modus: modo, medida, método), se define ampliamente como un uso -de prendas y complementos del vestir- o costumbre que está en vogue durante determinado período, ocasionalmente, pasajero y no permanente. 

Moda: tres imaginarios surgen de esta palabra y dividen su aparición en la escena social al mismo tiempo que se retroalimentan entre sí: la Moda de pasarela (1), la Moda cotidiana (2) y, la Moda desde el hecho social (3). Aunque este último se esconde entre los dos primeros grandes corpus -o bien les da lugar, o bien surge de ellos-, pero del que no profundizaremos aquí. 

En la cultura de las apariencias, la aplicación del término Moda está intrínsecamente ligado a la construcción estética del vestir, pero también a la identidad. Entendiendo ésta a partir de la manera de vestir como manifestación, declaración, de exponerse al mundo y la manera de adornar los propios cuerpos mediante la elección consciente de una pieza (de vestir) u otra. En este aspecto, hacemos referencia a la moda como la creación de una determinada manera de ver(se)-vestir(se) y de revelarse al mundo de esta manera mediante la elección del conjunto de prendas, colores, texturas, adornos y complementos que se basan en los gustos propios, herencias, usos y costumbres; pero que también involucra los propios deseos y sentimientos: ¿Quién / qué quiero ser? y: ¿de qué manera contribuye la moda a la construcción de nuestras identidades? 

En este sentido, la aquí llamada Moda cotidiana (2) se convierte en una segunda piel que nos acompaña día a día y simula vestir algo más que un cuerpo: una esencia. 

Difícil es definir cómo esta piel-vestido nunca es la misma. Infinitas combinaciones le permiten la cualidad viva de modificar a voluntad el mensaje que se comunica a través de ella, permite definir y redefinir constantemente un estado anímico temporal o una esencia permanente a necesidad o a mero gusto: 

“Vestido: 

*Ropa, arma para combatir, toda prenda que se viste, prolongación de la piel humana. *El vestido es una prenda que nos da otro cuerpo. Algunos lo llaman la segunda piel. *Posibilidad de redefinir constantemente nuestra imagen. Un objeto o cuerpo vestidos definen por segunda vez la forma y rescatan las cualidades que se eligen exteriorizar

por simple capricho o estado de ánimo, como la relación entre un bizcochuelo y una cobertura de chocolate. (…)” Aisenberg, 2011, p. 167, 168, 169 (fragmentos) 

Desde este fragmento de las definiciones del libro Historias del arte: Diccionario de certezas e intuiciones (Aisenberg, 2011, p. 167-169), comenzamos a pensar en la prenda de vestir, la Ropa, ya no en su mera funcionalidad de cubrir el cuerpo, vestirlo, sino como en algo que va más allá de su utilidad; comprendiendo aquí a esta prenda en un puro sentido expresivo: vestir la identidad, tal como sostiene Umberto Eco “Hay casos en que el objeto pierde hasta tal punto su funcionalidad física y adquiere hasta tal punto valor comunicativo que se convierte ante todo en signo y sigue siendo objeto sólo en segunda instancia. La moda es uno de esos casos.” (Eco, 1976, p.98). 

En este sentido se comienza a dibujar la primera reflexión ante el Vestir más allá de sí mismo, entendiéndolo como un vínculo hacia las identidades -individuales y colectivas que construye una suerte de personificación hacia el exterior: qué soy y qué quiero mostrar. 

Bajo esta misma reflexión, nos valdremos de algunas otras ideas acerca del concepto de Identidad que propone Diana Aisenberg en el texto citado: la identidad ya no como algo fijo e inmutable, sino una construcción provisional y constante que realizamos a lo largo de la vida: 

“Identidad: 

*Decimos identidad cultural / doble / étnica / falsa / genética / geográfica / literaria / nacional / política / religiosa / sexual / social. 

*Carácter que distingue a un individuo o a un grupo social. 

*Cualidad única irrepetible, lo que fue - lo que es - lo que va siendo.(...) 

*Uno se ve en el espejo y piensa allí estoy yo cuando, en realidad, no estás allí, sino aquí, y no al revés. Con el espejo te identificas con algo que, en realidad, no sos; te identificas con una ilusión de ti mismo. (...) 

*Terreno desconocido en transformación permanente. 

*Hay más ideas interesantes sobre identidad que la identidad misma. (…) ” Aisenberg, 2011, p. 98, 99, 100, 101 (fragmentos) 

El capricho de la moda 

La moda de los adolescentes, la moda de los jóvenes, la moda de los adultos libres. Nuestra moda ‘disfraz’. La moda que no es frívola, que no es vanguardia ni elegante, que no está en vidrieras de grandes marcas, que no cumple estándares y tendencias, la que involucra los deseos y, a veces, hasta los sentires. La “moda” cotidiana que no es moda y muy lejos está de eso, la que es estilo propio y a la vez colectivo, la moda que es sólo el uso de prendas y signos como poder de construcción y caracterización de identidades: las nuestras. Muchas veces el “personaje” que creamos, un disfraz de nosotros mismos (poder ver una prenda y decir: "esto es tuyo, esto es mío"), una búsqueda estética estable, una redefinición constante de nuestra imagen o un relato de cómo nos

sentimos: “me siento rey y si venís a verme voy a estar con una corona” (Sergio de Loof, 1948, entrevista); o quizás también una simple elección sin sentido por capricho. 

La antimoda y su conversión 

Por otro lado, bien sabemos que existe un gran circuito de la moda, la Moda propiamente dicha y legitimada globalmente (1). Esta Moda, la que vemos en forma de tendencias en cada cambio de temporada, las pasarelas y revistas, y que tiene su enfoque en la vanguardia del vestir siguiendo los parámetros estéticos de determinados estereotipos, cánones y del mercado comercial prevaleciente en cada lapso temporal. 

Esta no es la antimoda. La anti-moda nace de ella. 

Como eslabón que enlaza estas dos ideas de moda, a veces pensamos en la construcción de ésta última (nuestra moda cotidiana, nuestra moda disfraz, la antimoda) como constante forma de escape o intento de burla a la intensidad hegemónica que impone la moda legítima (la moda de pasarela, el capitalismo ante la necesidad de vestir, aquella que ocasionalmente vemos lejana e inaccesible). Aunque al mismo tiempo se encuentra sin poder salir del todo de ese circuito de consumo que determina subjetividades: “la moda vuelve”, dicen las madres. Desde otra perspectiva, las industrias de la moda comienzan a tomar estos indicios colectivos que surgen como alternativa para luego absorberlos y transformarlos, generando así un círculo constante entre el capricho del vestir por fuera de las tendencias y la moda de diseño vanguardista. 

En resumen, todo indicio de construcción de identidad puede verse reflejado en los signos usados al vestir; y así mismo: construir nuevas identidades colectivas. De esta forma podemos reconocer en el ámbito del vestir -y sobre todo entre los jóvenes- estos indicios de reconocerse y construirse a sí mismos por fuera del vogue, pero a su vez siendo una parte considerable de ésto; convirtiéndose así en una especie de generadores de modelos e ideas que inspirarán a la próxima colección del diseñador de turno.

Referencias de citas: 

AISENBERG, Diana (2001) Historias del arte: Diccionario de certezas e intuiciones, edición digital: http://www.dianaaisenberg.com.ar/files/diccionarioversion-indep.pdf 

BRAVO VILLASANTE, Carmen: La psicología del vestir en Cuadernos Hispanoamericanos, núm. 320-321 (febrero y marzo de 1977). 

ECO, Umberto (1976) Psicología del vestir, Barcelona, Lumen, en SAULQUIN (2004), Susana. Jeans: la vigencia de un mito. Buenos Aires, Nobuko. 

Jack N. K. y Schiffer B., (1948). "The limits of fashion control", American Sociocultural Review, volumen XIII, nº6. [entrevista a Sergio de Loof]

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La palabra se explica con palabras, retrata y desdibuja, siembra duda y garantías. Habitar y explicar el mundo; y al mismo tiempo: producir cultura. Fotógrafa, casi artista y algo más: un viaje entre matices.

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