Sportswashing es el término moderno que se utiliza para describir a los gobiernos que se asocian o utilizan al deporte, particularmente al fútbol, para limpiar su imagen.

En un primer momento, la palabra se usaba para referirse a gobiernos dictatoriales o autoritarios que realizaban este tipo de conducta, como, por ejemplo, los juegos olímpicos en Berlín durante el nazismo o el mundial de 1978 durante la dictadura en Argentina. Y, por qué no, el actual mundial en Qatar, un país donde los derechos humanos son prácticamente inexistentes.

La realidad es que, de todas las técnicas, el sportswashing parece ser la mejor y, hasta ahora, infalible. Se intentan campañas de boicot cuando el deporte es utilizado notoriamente para lavar la imagen de un gobierno o de un país, como en los casos mencionados, pero la realidad es que el evento siempre termina opacando dichos intentos. De hecho, la propia población pareciera olvidarse de lo que sucede en su país o incluso lo desconoce, porque tiene su atención puesta en el evento y se une en aliento a su equipo representante. Basta con mirar a la hinchada argentina en la final del 78’, mientras la dictadura desaparecía gente y las madres de plaza de mayo daban vueltas con pancartas y sus pañuelos blancos alrededor de la Plaza. El mundial, la pantalla perfecta puertas adentro y puertas afuera.

Este año en Qatar varios artistas se negaron a participar del evento inaugural, pero aún así, todo el mundo ve los partidos. Incluso los jugadores de fútbol realizan “actos revolucionarios” tapándose la boca en la foto previa al partido, para protestar por la censura de la FIFA a los símbolos en favor del grupo LGTBQ, pero aún así, juegan.

Quizás por eso el sportswashing es tan exitoso: está mal visto, es criticado, y existen intentos de boicot; pero en ningún caso lo suficiente como para impedir que el evento se realice. Es decir, la gente quiere manifestar que no está de acuerdo con lo que está sucediendo, pero también quiere que el evento deportivo se lleve a cabo. En coloquio sería “lo que estás haciendo está mal, lo sabemos y lo comunicamos; pero te dejamos hacerlo porque nos interesa más el deporte que el mal que realizás”.

Hoy en día, el sportswashing se ha expandido aún más. Ya no solo es el evento lo que otorga un respiro a los gobiernos o permite ocultar la realidad, también es el resultado. Que un país juegue el mundial es el primer respiro del Estado. Automáticamente las noticias se enfocan en el evento deportivo como así también lo hace la mayor parte de la población. La victoria es la frutilla del postre: la población contenta, concentrada en celebrar, olvidándose de los problemas que la aquejan durante el resto del año.

El caso de Arabia Saudita es claro: decretaron feriado por la victoria ante Argentina. Pusieron en papeles lo que ocurre en los hechos cuando una victoria en el mundial opaca todo lo que ocurre alrededor. La felicidad es tal, que el pueblo festeja y disfruta, olvidándose por un momento de todo lo demás.

Ese momento, en el que la población mira para otro lado, es lo que busca el sportswashing, y por lo general consigue.

Lucia Yaryura

Soy abogada, creo en el lema “la educación es el arma más poderosa para cambiar el mundo", y que viajar es la mejor inversión, no importa dónde.