Pensar en los procesos de la producción cultural

Strunk

Febr 2023

strunk - produccion cultural
Compartir en

Contexto

"Ya se cayó" compartí abiertamente un día, sin explicación alguna. Abrí de ésto una interrogante junto a pares conocidos, como partida de un cadáver exquisito de ideas y emociones: “¿Qué se cayó?” Como un juego dadaísta y en el que también pretendemos alienarnos del texto y de la palabra que exponemos, de las emociones que esta incógnita podría despertarnos, e interactuamos mutuamente pretendiendo estar envueltos sólo en un ejercicio mental creativo, insustancial y ajeno al propio cuerpo y la experiencia. 

Las conversaciones y versos más desesperanzadores surgieron de esta acción. "¿Te das cuenta? / El mundo está enfermo"1, confesamos. Históricamente, algo inherente a nosotros parece hacernos a los poetas, los artistas, los músicos, los filósofos y los demás que producen cultura desde la sensibilidad y el intelecto2 a ser tendientes a exponer con sutileza y un poco de engaño las penas de la condición humana. Por no decir: las propias. 

Arte 

Así se abre una segunda interrogante: ¿Por qué elegimos, los Creadores, -la mayoría de las veces- separar el Yo real del Yo artista, jugando sucio con pseudónimos, alter-egos y personalidades disociadas a la cotidianeidad que exhibimos en la vida diaria, escondiendo nuestro pequeño mundo aquí detrás? ¿Buscamos quizás nuestra verdadera identidad? Claro está que las producciones que presentan un mundo interno, en ocasiones, generan temor a la mirada ajena dentro de la escena pública. Inmediatamente algunos pensamos en escondernos. 

E inmediatamente nos hace volver a más y más preguntas: ¿desde dónde producimos? ¿creamos mirando hacia adentro o mirando hacia afuera? ¿acaso ambos? ¿será que somos nosotros, los Creadores, quienes más queremos tomar distancia: “separar la obra del artista”3

Para algunos, el Nombre de Artista vuelve real la utopía de magnificar las cualidades de la Persona real, aumenta los egos. Para otros de nosotros, cierto espanto existe a la conexión entre el Nombre de Artista (pseudónimo, alter-ego, etcétera) y la Persona real cuando se nos desvanece la égida del mundo interior frente a la vida pública. Esta identidad secreta (pero conocida) nos reinterpreta con similitud a los superhéroes: estamos invitados (y con el deber de aceptar4) a involucrarnos con la otredad, con reflejar también las penas de los otros (sus historias, sus deseos, sus derechos y reveses), en nuestras circunstancias y en el arte, para tales producciones culturales y con el único fin de camuflar -un poco- las nuestras. 

De esta manera el Creador apuesta a la intención del arte y la vida (todo lo que pasa en ella y, por consiguiente, la muerte también) en su juego del gato y el ratón, persecución constante que se disfraza en la obra: el cuadro, la música, la poesía, la escena teatral, etc. Una pequeña abertura de un pequeño mundo con un velo translúcido y opaco a la vez, una historia propia y ajena al mismo tiempo: quizás de nadie pero de todos, como en el ejercicio inicial (“ya se cayó”), un cruce entre las partes involucradas. 

Casi como en la fotografía, la Poesía, como arte, me despierta la sensación de hablar con un lenguaje secreto, oculto, oscuro a veces, al mismo tiempo que está manifiesto y claro retratando una escena a la vista de todos y que nos invita a participar tanto como espectadores o como ocasionales protagonistas a los más afortunados. Se convierte en un código naturalmente abierto y orgánico, mutable, usado para determinar -probablemente- la forma de comunicar más preciosa del mundo; sin importar lo atroz que pudiera ser el escenario que enuncie. Lo poético mimetiza las penas, adorna la desmesura. ¿Cómo usamos las palabras? 

Palabra 

De vez en cuando, con lo que conocemos de ellas a priori: ¿cuáles son las raíces, la conceptualidad de la estructura de cada palabra, las sensaciones que evocan?, y por consiguiente también: ¿cómo se van adaptando a posteriori a nuevas formas de uso, a razón y desde del uso previamente dado, modificándose a sí mismas continuamente, así como al mismo lenguaje? En otras palabras, manteniendo la manifestación de un impulso creador innato5, privilegio puramente humano, creador, un conocimiento que da cuenta de nuestra creatividad. 

Simultáneamente: absorbemos, creamos y resignificamos a través de la palabra. En la medida que ésta (la palabra) también se nos sirve de instrumento para habitar (y explicar) el mundo, y al mismo tiempo: producir cultura. 

La Palabra se vuelve así: punto de partida, viaje y destino: tríada perfecta, equilibrio ideal. Cada una de ellas, poética en su propia esencia6: la palabra como alegoría, comparación, y doblemente poética (otra vez), al volverse poesía, como en la amplitud de los textos y la cultura: con literaturidad en sí misma y en un tejido de citas7 eterno. “La palabra se explica con palabras, se traducen a sonidos, colores, velocidades o volúmenes, en papeles, películas y todos los materiales y medios que estén a nuestro alcance”, dice D. Aisenberg8. La Palabra es, quizás -o para mí-, el elemento inmaterial más fuerte de toda la historia. 

¿Cuántas veces decimos: "te doy mi palabra", como garantía?

Notas y autores citados

1 Extracto de “La pereza intelectual”, actualmente en: https://www.instagram.com/p/CoGJPuMuvfN/ (foto 1)

2 De aquí en más, refiriéndonos a este grupo como “Creador/es” o “los Poetas y los demás”, a razón de concebir la poemas desde la poieō: crear, y por lo tanto, al poeta como Creador. 3 Como una de las ideas más debatidas en nuestra actualidad contemporánea. 

4 Deber: desde la labor del poeta, de los artistas y demás Creadores como la de observar (el mundo, la vida, los otros) cuidadosamente con cierta responsabilidad, estar atentos, sin duda, a lo implícito del entorno, y por lo tanto: a lo que un otro no declara pero que el Creador, el Poeta, el Artista puede percibir desde el silencio (de pasar ellos mismos desapercibidos) y de lo que éste se sirve para hacerlo visible intencionalmente “con sutileza y con engaño” en su obra.

5 Noam Chomsky, sobre la naturaleza humana y el lenguaje. 

6 Se habla aquí de esencia al pensar en el resultado “desarmar” cada palabra (dicha o escrita), yendo directamente a su etimología y raíz de sus significados, volviendo a los orígenes, los cambios de sentidos y alteraciones generadas a través del uso a lo largo del tiempo y las culturas. 

7 En “La muerte del autor” (El susurro del lenguaje, 1968), R. Barthes expone la tesis de que con la escritura, el Autor (como figuración de la persona que escribe) pierde toda identidad y de alguna forma también su importancia sobre el texto; por esto mismo afirma que escribir consiste en alcanzar el punto en el cual es el lenguaje quien performa y quien habla, ya no el autor. Este distanciamiento del Autor nos permite pensar en el mismo lenguaje como origen del texto, un espacio que se construye no solo por quien escribe, sino también por las múltiples escrituras previas a éste que existen dentro de la cultura. Entonces, afirma que un texto es “un espacio de múltiples dimensiones en el que se concuerdan y se contrastan diversas escrituras, ninguna de las cuales es la original: el texto es un tejido de citas provenientes de los mil focos de la cultura”.

8 En: Historias del Arte: Diccionario de certezas e intuiciones (2011)

Strunk
Strunk

La palabra se explica con palabras, retrata y desdibuja, siembra duda y garantías. Habitar y explicar el mundo; y al mismo tiempo: producir cultura. Fotógrafa, casi artista y algo más: un viaje entre matices.

suscribite a nuestra
newsletter