Campeones del mundo

campeones del mundo - juanita desventura
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Es jueves a la noche y en un local de la ciudad, como en tantos otros al mismo tiempo en esta época del año, hay una juntada de fin de año. 

En la nuestra un grupo de personas debate sobre ídolos y gustos: puntos y contrapuntos de cada uno en una batalla implícita por ver quién es mejor, quien tiene mejores letras, o más libros, o pateó más veces un penal no errado. De repente se asoma a este grupo alguien que quizás estaba acercándose a la mesa buscando más vino y escuchó, y metiéndose en la conversación pone un argumento ganador: "el Diego sabe cuanto pesa la del mundo", y sin querer antes de que nos podamos empezar a reír, alguien de más al fondo nos grita: "y ahora, Messi también". Y se nos nublan los ojos… 

Hace un mes que somos Campeones del Mundo, así con mayúsculas. Hace un mes que mi país vive en un estado de eterna ensoñación reviviendo una y otra vez la final del mundo, y es que desde mundial, solo importan las cosas bonitas: los abuelos en las veredas con sus banderas, y ESA abuela a la que llenamos de nietos, a la que seguro y sin querer le regalamos algunos añitos más. Mi papá, que no da muchos abrazos a menos que se los arranques, abrazado a mi sobrina que salió bastante a él. Ella, a la que le ganó la angustia de no entender, (porque todavía es muy chica), que karma paga la Argentina para sufrir tanto siempre; y él, que vió todos los mundiales y de sufrir sabe; que fue un pibe de Malvinas aunque siempre aclare que no tan pibe, conteniendo sin palabras la impotencia y un poco también la seguridad de saber que nada estaba perdido. 

Las cábalas que se vuelven tradiciones y que capaz algún día dentro de muchos años nos preguntemos de dónde vienen. Mamá tejiendo y destejiendo, cual Penélope, la misma manta una y otra vez. La emoción repentina y la sorpresa de ponerse a cantar todos juntos y en cualquier momento y lugar la misma canción. El empuje que necesitaban algunos para seguir, para ponerle mas garra y comerse al mundo, por que somos eso: Campeones del Mundo. 

Las atajadas del Dibu; las caras del desquiciado de Julian corriendo media cancha; el gol que el Fideo prometió en un mensaje de Whatsapp; el llanto de Messi; los cuarenta segundos que tarda el Kun en ir a buscarlo. Todos los pueblos y ciudades recibiendo a sus campeones. La gente de Bangladesh sintiéndose argentinos, y nosotros dejándolos, porque así lo dice nuestra Constitución: “Para todos los hombres del mundo que quieran habitar el suelo argentino.” 

Hace un mes que la alegría no se va, en un país acostumbrado a sufrir. Que los tatuadores ganan mucho más, que cumplimos mil y una promesas por el simple hecho de deberles algo. Que nos volvimos expertos en altares y gualichos, y reivindicamos brujas y curanderas, que somos sin exagerar, el mejor país del mundo; el de los campeones.

Juanita Desventura
Juanita Desventura

"Fotografiar con palabras"

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