En éstos tiempos que corren, donde la sociedad, las redes y todo a nuestro alrededor nos inducen a un estado de anestesia; nos dicen qué ver, qué oír, qué pensar e incluso cómo ser ante la vista de los demás. Hoy en día uno no sabe qué sentir o qué hacer con eso que siente o tampoco sabe realmente qué es eso que tiene en su interior. 

Sucede que conocés a alguien y conectás de inmediato, hablan todos los días, se ríen, comparten sus vidas y ese palpitar en el pecho se descontrola cuando lees ese "buen día" cada mañana. Te encontras sonriendo sin razón, con la energía altísima y vibras en sintonía con tu yo interno, sintiéndote de maravillas.

Surge ese sentimiento nuevo, ese que no sabés porqué está ahí, pero que te llena por completo y que sin explicación alguna tenés la necesidad de compartir con esa persona especial. Te emociona, te alegra, te hace bien y cuando tu persona favorita está frente a vos o, incluso, solo están hablando por mensajes, se lo decís. Puede que tus labios lo pronuncien de manera temblorosa, hormigueante, con una mezcla de ansiedad y emoción por decirle eso que tenés en tu interior; o puede que lo estés escribiendo, lo borres y lo vuelvas a escribir, que tus dedos sean un vaivén nervioso en el pequeño teclado, con un poco de duda y una exorbitante seguridad surgida de lo más profundo. "Te quiero" dijiste y la sonrisa te invadió con gran expectativa. Esperas a que el otro diga algo, cualquier cosa. Pero no ocurre. 

Como un corte masivo de luz en pleno verano, el corazón deja de latir, no palpita, no siente y todo en tu interior se apaga. Se agota la energía, ya no vibras, la sonrisa se anula y vos... vos te quedás con un mal sabor de boca, con un nudo en la garganta y con la sensación de ¿qué hice mal? 

Llueven banales excusas, los sinsentidos de explicaciones que no pediste pero que insiste en darte, se aleja y sin más desaparece. 

¿Cuál fue el error? ¿Está mal sentir amor por alguien? Quizás no debí haberlo dicho, quizás fue muy pronto, quizás es una tontería decirle a alguien que lo querés cuando viven lejos el uno del otro, o no se conocen en persona, quizás, quizás, quizás...

"Se asustó" te dice tu amiga, pero ¿desde cuándo querer a alguien es sinónimo de miedo? ¿Y si le decís que lo amas? Eso de seguro se convierte en una condena a la pena máxima, es cadena perpetua a vivir en soledad solo por el echo de haber querido demasiado. 

Entonces comenzás a ser más cauto. Cuando conocés a alguien más mantenés tu distancia, no te das el permiso de sentir nada por miedo a que te pase lo mismo y te volves una persona fría, tal y como la sociedad te lo impone. Pero esa no es tu esencia, vos no sos así; tu sintonía es vibrar alto y sonreír desentonando con el mundo. Deberíamos naturalizar el poder decirle a alguien que se lo quiere y que eso no signifique que queremos casarnos, tener hijos y comer perdices ¡No! Querer a alguien porque si, porque te gusta pasar el tiempo con él, porque te hace bien, porque las cosas se sienten mejor así. Dejar a un lado las excusas y el qué dirán tan solo por el echo de que esa persona se volvió alguien especial y que sea lo que tenga que ser. 

Y si sos de los del otro lado, de los que huyen cuando una persona les dijo "te quiero" y no supiste qué hacer, qué decir o cómo; desde mi perspectiva te digo, date el permiso de recibir ese amor (sea del tipo que sea) porque puede ser el comienzo de algo maravilloso que jamás creíste que podía pasarte, y si con el tiempo no funcionó, por lo menos sabes que quisiste a alguien y que el tiempo que duró fue mágico. 

La vida es efímera pero hermosa y el tiempo pasa y no se recupera. Es bueno sentir, es bueno quererse y priorizarse, es bueno ser uno mismo, pero mucho mejor, es ser uno mismo con la persona correcta. Date permiso. 

Entonces ¿Cuándo se dice "te quiero"? Simplemente, cuando se te dé la gana.

Camila Foresi

Escritora nacida en la primavera del 83' en Bahía Blanca. Transitando el profesorado de Lengua y Literatura en el Instituto Avanza. Autora de Margarita (2021) y trabajando en la próxima obra. Escribo porque me hace libre.