Apocalipsis

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Sucedió una tarde cualquiera. Las abejas de todas las colmenas del mundo abandonaron sus cajones y se dirigieron en dirección a las casas cercanas, donde atacaron sin piedad a sus ocupantes. Debido a la cantidad de aguijonazos, debido a que perdieron sus aguijones, la mayoría de las abejas murieron, pero lo mismo sucedió con los niños pequeños, que, víctimas también de los ataques avícolas, a causa del shock anafiláctico dejaron de existir. También, las serpientes, venenosas y no, invadieron todas las poblaciones cercanas a los campos, los montes y selvas de todo el orbe, para morder a cuanta persona se encontraba cerca de ellas. Al no contar con suero antiofídico suficiente para todos los que habían sufrido los ataques de los ofidios, la mayoría murió. El fenómeno animal se repetía en todos los lugares del mundo, en la india los tigres y babuinos atacaban a quienes se acercaban a ellos, en los mares y ríos, los peces pequeños y grandes se ensañaban con todo aquél que se atrevía a sumergirse en las aguas. Las ballenas y orcas en todos los mares del mundo arremetían contra los barcos pesqueros y también a los mercantes, incluso también los cruceros. El caos era total en todos los lugares, entonces se inició la segunda ofensiva de ataque: las ratas. Todos los roedores, de a miles, una noche abandonaron la protección de las oscuras cloacas, e ingresando por las cañerías de todas las casas, acometieron contra sus dormidos ocupantes. Muchos murieron al ser devorados vivos mientras dormían, y otros, en breve tiempo manifestaron síntomas de enfermedades casi extinguidas como la peste bubónica y la rabia.

El mundo estaba en caos, las industrias colapsaron y la economía se estancó; entonces el hambre y las enfermedades endémicas no se hicieron esperar, sobre todo en los países más vulnerables, donde la gente moría por millares de inanición y por ello las rebeliones no se hicieron esperar. Entonces el hombre, reaccionando a los ataques, emprendió una contraofensiva global, efectiva y letal, y todos los ejércitos del mundo iniciaron una matanza indiscriminada contra todo ser viviente que no fuese humano. Luego de un tiempo, cuando casi toda la fauna tanto terrestre como marítima y fluvial había sido eliminada, se activó la tercera y última ofensiva del reino animal: los microorganismos, invisibles y pequeñísimos, atacaron a los humanos sobrevivientes provocando infinidad de nuevas enfermedades, causando así la extinción total de la raza humana. 

El planeta tierra, organismo vivo y pensante, esgrimiendo un tiempo coherente y laxo a su existencia, había reaccionado contra esos seres invasivos llamados humanos, utilizando sus anticuerpos naturales: la fauna. Así, de manera natural, la Tierra, ahora libre de su invasor, recuperó por fin su salud y la normalidad.

Roberto Dario Salica
Roberto Dario Salica

Escritor de Córdoba, Argentina. A la fecha, ha publicado cinco libros, uno de cuentos para niños, poemas, relatos de la infancia y dos de relatos fantásticos. De estos últimos, el que lleva el nombre de La Luz Mala y otros cuentos sorprendentes fue elegido por la Biblioteca Pública de New York y la Universidad de Princeton de New Jersey para sus colecciones. Mientras que el libro Travesía fue elegido, por la Legislatura de Córdoba, para ser donado a todas las bibliotecas populares de Córdoba. Ambos libros integran, también, la colección de la Biblioteca Mayor de la Universidad Nacional de Córdoba. En la actualidad, se encuentra escribiendo su segunda novela de corte histórico.

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